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Comité Canadiense para Combatir los Crímenes Contra la Humanidad

 

 

 

 

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Juan Gaspari, Ginebra, Suiza, 3 de diciembre de 2002.

Sr. Ambeyi Ligabo, Relator Especial sobre la promoción y 

protección del derecho a la libertad de opinión y expresión 

de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.

Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos

Palais Wilson

Ginebra, Suiza

 

De mi mayor consideración,

 

me permito insistir sobre mi denuncia formulada el pasado 11 de abril de 2002 a vuestro predecesor, el Sr. Abid Hussain, de la cual le adjunto copia en castellano, sobre la maniobra de amedrentamiento y desprestigio de la que somos objeto ciertos periodistas en Argentina, en particular la campaña de asedio y derribo que impulsan algunos magistrados en ese país cuando se revelan en la prensa comportamientos indecentes o corruptos por parte de jueces y fiscales, como fue el caso que pusiera oportunamente en vuestro conocimiento, perpetrado en mi contra por el ex-juez federal de Buenos Aires, Gabriel Cavallo, actualmente miembro de la Cámara Federal de Buenos Aires, y por la entonces también integrante de esa Cámara, María Luisa Riva Aramayo, posterior y recientemente fallecida.

 

Como Ud. recordará, estos jueces manifestaron su contrariedad por el libro «La Prueba» (Ediciones Javier Vergara, Buenos Aires, octubre de 2001), del que soy autor con mi colega Norberto Bermúdez, cuyo ejemplar le entregara junto a mi comunicación precedente, publicado y agotada su venta en Argentina, una investigación periodistica en la que destaparamos el lamentable papel jugado por los antes citados, en particular por Gabriel Cavallo, con responsabilidades como juez de instrucción en el esclarecimiento del conocido escandalo de los sobornos pagados por el gobierno del Presidente Fernando De la Rúa a varios senadores nacionales, para que promulgaran la ley de reforma laboral en Argentina, generando una situación de inestabilidad y descalabro institucional que desembocó en la caida del gobierno nacional en diciembre de 2001, un acontecimiento en el que centraramos el tratamiento de nuestro libro, escándalo que desgraciadamente ha quedado impune no obstante permanece todavía abierto el procedimiento penal en los juzgados federales de Buenos Aires. Tanto Cavallo como Riva Aramayo no contribuyeron con su labor a investigar el pago de esos sobornos como eran sus obligaciones al ser titulares de las jurisdicciones encargadas de hacerlo, dejando de esclarecer los presuntos delitos de cohecho y prevaricación de un expediente emblematico que provocó una de las crisis más importantes de las que ha padecido la democracia argentina desde la caida de la dictadura militar en 1983.

 

Con el animo de desestabilizarme y deslegitimar mi trabajo periodistico, queriendo desprestigiarme y ejercer presión para desvalorizar «La Prueba» recordará Ud. que Cavallo y Riva Aramayo habían convocado a nosotros, los autores del libro, a una mediación extrajudicial el pasado 26 de abril de 2002, para obligarnos a rectificar el contenido de lo que habiamos escrito, bajo amenaza de demandarnos judicialmente y exigirnos una suma exorbitante de dinero en calidad de indemnización por hipoteticos daños y perjuicios, lo cual resultó un mecanismo coercitivo sin fundamento en verdad alguna, como tuve oportunidad de exponerlo publicamente en la conferencia de prensa que diera en el Club Suizo de Prensa de Ginebra el 23 de abril pasado, cuya convocatoria le agrego para completar vuestra información. Aquella audiencia tuvo lugar, donde Cavallo y Riva Aramayo desplegaron sus argumentos, los que rebatimos en una audiencia posterior fijada con el consenso de las partes el 5 de julio de 2002, y como observará en el acta de la cual le hago llegar copia, se puso termino a la mediación sin ningun acuerdo, abriendo la posibilidad para Cavallo y Riva Aramayo de llevar sus revindicaciones a los tribunales justicia, pero declinaron hacerlo, quedando claro que se trató de una tentatva intimidación que debimos resistir para que se respetara la libertad imprescindible de los periodistas necesaria al cumplimiento de las reglas que rigen nuestra profesión, y sin rectificación o revisión alguna de lo que publicamos como sucedió en esta oportunidad con «La Prueba».

Entre tanto conviene subrayar que se viene observando en la Argentina el derrumbe moral de algunos integrantes de los aparatos de justicia, generando un cuadro inquietante que pone en peligro la estabilidad democratica, como lo ha reflejado el celebre periodista argentino Joquín Morales Solá en su artículo de opinión aparecido en el conocido diario madrileño «El País» del 5 de noviembre de 2002, cuya copia va junto a la presente, afirmando que «no hay gobernantes ni legisladores ni jueces argentinos que cuenten con un mínimo de credibilidad en la sociedad ni en el mundo», una convicción profundizada por el periodista y escritor argentino Tomás Eloy Martínez en ese mismo diario español, en la entrevista que le hicieran el 8 de noviembre de 2002, resumiendo que la Argentina «está en manos de una clase rapaz e incompetente», reportaje que asimismo le aporto. No resulta por tanto extraño que se pida juicio político para el juez Gabriel Cavallo, como lo ha requerido el Fiscal General de los Tribunales Orales en lo Criminal Federal de Buenos Aires el 17 de septiembre de este año, por la posible comisión de los delitos de prevaricato, abuso de autoridad, y privación ilegítima de la libertad, infracciones cometidas por este juez en el ejercicio de sus funciones, un escrito que también le envio, que dicho sea de paso ayuda acomprender de lo que puede ser capaz de hacer Gabriel Cavallo con el periodismo para cubrir las aberraciones que distinguen su carrera judicial. 

 

A la luz de vuestro último informe anual presentado por Sr. Abid Hussain (E/CN.4/2002/75), incluyendo la adición a dicho informe respecto a la misión cumplida por él en Argentina (E/CN.4/2002/75/add.1), tomando en consideración que en el punto 171 del segundo de esos documentos se lee que en Argentina «la gran mayoría de los periodistas tienen experiencia y desempeñan su labor con gran competencia », rescatando además «la alta calidad del periodismo de investigación», resultando inquietante que en el punto 172 el Sr. Hussain siga «preocupado por el número de ataques, incidentes de acoso y amenazas que afectan a periodistas», quiero hacer resaltar este dato que me concierne y que constituye el motivo de esta y de mi comunicación anterior.

Habiendo probado que los jueces Cavallo y Riva Aramayo emprendieron una acción para socavar mis derechos de expresión y opinión, intentando afectar mi libertad profesional como periodista, le ruego acoja este complemento de la denuncia que le formulé inicialmente el 15 de abril pasado y le de curso, y le pido tome las medidas que estan en su competencia para asegurar el respeto de mi derechos, y para que se repare un acto de injusticia que persigue aniquilar mi solvencia profesional como periodista acreditado en la sede de la ONU en Ginebra, miembro de la Asociación de Corresponsales de Naciones Unidas (ACANU) y ante el gobierno federal suizo, quien colabora con varios medios de prensa en idioma castellano, siendo ademas autor de 9 libros periodisticos, diplomado en periodismo en la Universidad de Friburgo, en Suiza, y doctorado en sociologia en la Universidad de Ginebra.

En espera de sus noticias, lo saluda con la mayor consideración,

 

Juan Gaspari

34, Rue la Calle

1213 Onex

Genève

Suisse

 

PD. Se añade un comunicado de Juan Gasparini (Gaspari) y Norberto Bermúdez distribuido en esta misma fecha a los medios de comunicación.  

 

Comunicado

Param2

 

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