Comité Canadiense para Combatir los Crímenes Contra la Humanidad
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Diálogo
con Adolfo Pérez Esquivel "El
único país que tiene un proyecto
El
Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel,
estuvo en noviembre en el Foro Social Mundial en Montevideo y
dialogó con Lautaro Ortiz, de Brecha sobre sobre la necesidad de generar
alternativas, también en el plano de la construcción democrática. -A
casi un año del estallido social en Argentina, que tuvo repercusiones en
el resto de América del Sur, ¿qué cambios advierte usted en la sociedad
y en la dirigencia política? -En
la dirigencia política, ninguno. En la sociedad muchos. Aquel 20 de
diciembre sirvió para despertarnos y para que comenzáramos a plantear
las cosas desde otra perspectiva. Primero hubo mucha bronca, pero más
tarde la sociedad comenzó a pelear desde otro lugar, formando
organizaciones populares: asambleas barriales, trueques, fábricas
abandonadas que se abrieron a través de sistemas cooperativos... Si bien
en este momento la sociedad no se manifiesta en forma masiva y brutal,
todos los días se hace presente en las calles de cualquier país de América
Latina. En Argentina, como en otros pueblos, se está produciendo un fenómeno
muy particular: gente de la clase media que pensaba que este sistema no la
iba a tocar y al final lo hizo, comenzó a revisar sus posiciones. En este
momento hay una relación muy interesante entre los sectores que siempre
vivieron en la pobreza y los nuevos pobres de la clase media. Ambos están
trabajando en conjunto para ver si pueden abrir espacios. Pero insisto en
que el planteo de base es la necesidad de encontrar una respuesta a la
pregunta de qué tipo de democracia queremos. No es posible seguir
delegando el mando a quienes después hacen lo que quieren y no lo que
deben. Hoy es patente la necesidad de construir una democracia
participativa que tenga control de la gestión y poder para supervisar a
los que dirigen el Estado. -¿El
problema, entonces, es estructural? -Claro.
Podemos discutir horas acerca de cómo la gente trata de sobrevivir y cómo
elabora mecanismos de supervivencia, pero no podemos dejar de ver el
problema político estructural que padecemos. A la Argentina la han
saqueado, le han destruido su industria nacional y aún continúan
entregando el país a mano llena, esa manga de corruptos dirigentes políticos,
de gobiernos cómplices e incapaces. El peor problema radica en la
estructura que se nos impone, y no sólo lo padece Argentina, sino toda América
Latina. Uruguay está sufriendo la misma consecuencia, lo mismo pasa en
Centroamérica, donde la situación es caótica. Ahí está Venezuela
resistiendo los embates a Chávez y ahí está Ecuador, que dolarizó y
ahora tiene una inflación en dólares que no le permite exportar ni una
banana. En este sentido no tenemos que perder de vista a Estados Unidos,
que intenta por todos los medios anexar América Latina para satisfacer
sus propios intereses. Fíjese en la cantidad de hipótesis de conflictos
que imponen a nuestros pueblos: el Plan Puebla-Panamá, el Plan Colombia y
el entrenamiento de tropas en suelo argentino y uruguayo. Esto nos da la
pauta de las políticas de anexión que tiene Estados Unidos. Porque no
hay que engañarse, la supervivencia de Norteamérica depende de nuestras
riquezas, y en este proceso no les interesa el costo humano. Mientras
tanto, nosotros seguimos discutiendo asuntos que pertenecen a la
superficie del problema. Si los países de América Latina no encaran políticas
estructurales comunes, estamos perdidos. Todos somos víctimas de las
mismas estrategias mafiosas internacionales, todos estamos bajo este
neoliberalismo que lo único que pretende es concentrar poder y excluir a
la mayoría del pueblo. Aquí tenemos que hablar de tecnologías, de
nuevos conceptos de desarrollo, tenemos que analizar las alternativas
posibles, si queremos que se produzca un cambio real. El Foro Social es
uno de esos caminos posibles que tenemos que vislumbrar. Además es tiempo
de comenzar a revisar profundamente qué nos pasó; cómo nos saquearon y
quiénes fueron, porque aquí hay responsables. La fuga de capitales en
Argentina y en Uruguay es monstruosa, pero todavía no hemos podido
encontrar ningún mecanismo de control. Estamos metidos hasta la cabeza en
una política financiera y no en una política productiva. La única forma
que tiene América Latina de sobrevivir -sobre todo los países del
Mercosur- es uniendo fuerzas, porque de otra forma el problema se va a
profundizar más. En todo esto hay tres conflictos mayores: el ALCA, el
FMI y la deuda externa. Estados Unidos nos ha llevado a esta situación
para que después tengamos que aceptar esa área de libre comercio, que
tiene como fin alimentarlos a ellos y a Canadá. Cómo vamos a competir
con un país que subvenciona su producción agrícola con 190 mil millones
de dólares y que pone barreras a nuestros productos. Me parece muy
importante que los obreros sin trabajo tomen las fábricas y las reactiven
por sistemas cooperativos, pero hay que discutir no sólo el tipo de
democracia y de gobierno que queremos sino también cómo vamos a
enfrentar al FMI, al Banco Mundial y la deuda externa. La raíz del mal en
América Latina es que no somos países solidarios. ¿Cómo puede ser que
los gobiernos latinoamericanos no se unan para tratar conjuntamente el
problema de la deuda, una sangría total y absoluta de nuestros recursos?
¿Cómo es posible que cada uno quiera negociar por separado con el Fondo
Monetario? Esto es suicida. Si los países latinoamericanos se unieran
podrían llevar estos temas a una opinión consultiva a la Corte
Internacional de La Haya para determinar lo legítimo de lo ilegítimo y a
partir de esa presentación suspender el pago de la deuda. ¿Qué puede
hacer la banca internacional ante un continente unido? Pero esto no sucede
porque nuestros gobiernos no poseen un plan en serio para nuestros países
y mucho menos para el resto. Nos guste o no, el único país que tiene un
proyecto para América Latina es Estados Unidos. -La
manera entonces de salir de esta situación de debilidad sería fortalecer
el Mercosur. -Es
fundamental. No podemos llegar a ningún acuerdo con Estados Unidos desde
una posición de debilidad. A la Unión Europea le llevó más de 40 años
la construcción de un espacio que le posibilitara enfrentar a su enemigo
irreconciliable de igual a igual. Hoy el euro es tan fuerte como el dólar.
-¿Quiénes
son los que deberían discutir los grandes temas para no caer en la
superficialidad del conflicto? ¿Los intelectuales? -Tal
vez. Pero estamos viviendo una situación social de desintegración. La
gran crisis, de la que mucho se habla, no es sólo económica sino de
valores. Los intelectuales no ven claramente que estamos frente a
situaciones que son definitivas, decisorias en muchos aspectos. Además
estamos dominados por un pensamiento único y tenemos que lograr un
pensamiento propio, acercarnos a nuestros valores, examinar nuestra
identidad y recuperar la memoria como construcción social. Eso lo
perdimos. Hay que reconocer que existen intelectuales más perdidos que
perro en cancha de bochas. Entonces, ¿cómo comenzar a recrear esto, si
nos falta la creatividad? La dominación no comienza por lo económico,
sino por lo cultural y si nos dominan culturalmente estamos perdidos. Si
tuviéramos una resistencia cultural podríamos enfrentar esto que nos
pasa. -¿Debemos
esperar algunos años más? -Hay
que tener en cuenta que en varios países, sobre todo en Argentina, nos
faltan dos generaciones. Esa fractura generacional ahora se está
sintiendo. Estamos parados, pero nos falta una pata, esa que venía
desarrollando un pensamiento, una resistencia cultural, social y política.
Los militares nos la han quebrado. Recién ahora los jóvenes están
despertando y comenzando a tener memoria; están tratando de reconstruir
el tejido social. Porque los que quedamos, somos sobrevivientes. -Es
curioso que sus opiniones tengan relevancia en muchos países
latinoamericanos y no en Argentina. ¿Usted siente que está prohibido en
su propio país? -Sí.
En Argentina estoy prohibido, no tengo espacios para publicar nada. Mis
opiniones trato de difundirlas por correo electrónico y otros medios,
como en México y Brasil; pero aquí nada. Recién en estos días voy a
estar en un programa de televisión, yo jamás fui invitado durante los años
de democracia a debatir ideas. No me quejo, tengo opciones. Me hubiese
sido muy fácil conciliar con el gobierno de turno, pero en la vida hay
que saber de qué lado está uno. Yo busco los medios alternativos, esa es
mi capacidad de resistencia, de construcción de nuevos espacios. -Usted
hablaba de recuperar la memoria. ¿Juzgar debidamente a los culpables es
una solución? -Tratamos
de encontrar la verdad y la justicia, el derecho de un pueblo a saber, a
tener una reparación ante el daño hecho, pero a través de la justicia.
Aquí en Argentina los partidos que dicen ser democráticos son los que
generan la impunidad. Lo mismo sucede en Uruguay, Brasil y Chile. Aquellos
a quienes votamos terminan luego generando un ámbito de impunidad jurídica.
Tiene que haber una reforma en este sentido, porque sobre la impunidad es
imposible construir un proceso democrático. Si hubo impunidad antes,
existirá hoy. Cuando uno habla de la memoria no habla del pasado, sino de
hallar luz en el presente para saber a dónde ir, porque el futuro se
construye de acuerdo al coraje que se tenga para hacer el presente. -Después
de tantos golpes y humillaciones, ¿el pueblo latinoamericano está
preparado para dar pelea? -Sí,
ahí están nuestros muertos. Lo que nos falta son ideas claras,
propuestas políticas con valores, con sentido de identidad, con
principios. Un proyecto real de lo que deseamos. Es un desafío que
tenemos todos. En Argentina, además de los militares, hubo y hay una
persona nefasta: Carlos Menem. Él ha pateado al país, ha privatizado
todo en forma irracional, cosa que no hicieron los uruguayos ni se hizo en
Brasil. Este señor se consideró el dueño del país y nadie le puso límites.
La sociedad se lo permitió, y esto es lo que tenemos que analizar los
latinoamericanos en conjunto. No considero que todo esté perdido, siento
que hay una necesidad de abrir espacios y ver si encontramos caminos
comunes.
Publicado
en "Brecha", Uruguay -Noviembre 2002- Fuente:
www.rodelu.net (
Estocolmo, Suecia)
Redacción
de SERPAL e-mail:
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Servicio de Prensa Alternativa Catalunya,
España 2
de diciembre de 2002
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